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El avance del IoT y el fin del 2G / 3G

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Xabier Olea, director técnico de Wireless Logic España nos habla de la próxima migración hacia tecnologías más eficientes y del avance del IoT ante el fin del 2G y 3G.

El avance del IoT y el fin del 2G / 3G

A medida que el número de dispositivos conectados sigue creciendo, se estima que en 2023 había más de 15.900 millones, con una proyección de 30.000 millones para 2030, según datos de Statista, la infraestructura tecnológica debe evolucionar.

En este contexto, la obsolescencia de las redes 2G y 3G obliga a una transición a tecnologías más avanzadas, como 4G y 5G.

La necesidad de adaptarse al futuro

El apagón de las redes 2G y 3G es una realidad que se está consolidando a nivel global. Las razones detrás de esta decisión son múltiples y abarcan aspectos tanto técnicos como económicos.

Uno de los factores más importantes es la liberación del espectro radioeléctrico. Las redes 2G y 3G ocupan un espectro que puede ser aprovechado por tecnologías más avanzadas y eficientes, como el 4G y el 5G. Este proceso de liberación permitirá que se puedan implementar redes más adaptadas a las crecientes demandas del Internet de las Cosas (IoT).

Otra de las desventajas de estas infraestructuras es su eficiencia energética. A medida que los dispositivos conectados en el IoT aumentan de número, la duración de la batería se ha convertido en un factor crítico.

A por las nuevas tecnologías en comunicaciones inalámbricas

Las tecnologías más antiguas no están optimizadas para el bajo consumo de energía, lo que puede ser problemático en proyectos a gran escala que dependen de sensores y dispositivos de largo alcance que deben funcionar durante largos períodos sin intervención.

En este contexto, surgen tecnologías alternativas como NB-IoT (Narrowband IoT), LTE-M (Long Term Evolution for Machines) y Cat-1 Bis, que están diseñadas específicamente para satisfacer las necesidades del IoT.

Así, dichas tecnologías tienen ventajas significativas en términos de ahorro de energía y alcance extendido, lo que las hace más adecuadas para proyectos donde se requieren dispositivos que operen durante años sin necesidad de reemplazar baterías, aunque la elección de la tecnología más adecuada dependerá de las necesidades particulares de cada proyecto.

Además, las redes 2G y 3G presentan importantes limitaciones técnicas, especialmente en lo que respecta a la latencia y el ancho de banda. La latencia es crítica en muchas aplicaciones modernas, especialmente en aquellas que requieren respuestas en tiempo real, como la conducción autónoma o las aplicaciones de salud conectada.

Las redes 2G y 3G no son capaces de ofrecer la velocidad de transmisión de datos necesaria para soportar estos avances tecnológicos.

Un escenario más presente que futuro

Las fechas del cierre de las redes 2G y 3G varían significativamente según la región y factores locales; hay regiones como Estados Unidos, Japón o Corea del Sur, donde ya no existe el 2G.

En la mayoría de los países europeos la desconexión del 3G está en un proceso muy avanzado, y se espera que el 2G se apague definitivamente a final de década, aunque varía de país a país. Pero es importante destacar que hablamos de un escenario que ya está impactando las comunicaciones a día de hoy también en Europa y Latinoamérica.

Cada vez hay menos redes y antenas capaces de 2G y 3G, y las que quedan empiezan a recibir un volumen de tráfico adicional para el que no están diseñadas, lo que produce caídas y cortes; esto afecta especialmente a las SIM en roaming.

Hemos observado que algunas redes, en ciertas regiones, bloquean el roaming entrante 2G y 3G antes de las fechas esperadas, para evitar una degradación del servicio en su limitada infraestructura 2G.

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