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El futuro de la tecnología móvil

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Segunda parte del artículo La evolución a largo plazo del Internet de las Cosas escrito por Will Hart, General Manager de Herramientas de Desarrollador de Particle, y Patty Felts, Product Manager Cellular de u-blox en el que hablarán del futuro que viene para la telefonía móvil.

El futuro de la tecnología móvil El envío de datos de forma inalámbrica resulta fundamental en las aplicaciones IoT. Esto es así desde que se incorporaron los primeros módulos móviles 2G a los bienes y productos con el objetivo de ayudar a reducir los costes de servicio. Los datos recibidos podían incluir aspectos como niveles de stock (en máquinas expendedoras), evidencias de sabotaje (en kioscos de pago) y horas de uso (en equipos de producción). Estos datos también podían contener funciones sencillas como comprobación de bienes en servicio o fuera de servicio, aviso a los técnicos de un fallo o soporte en actualizaciones over-the-air (OTA).

Como el despliegue de redes LTE continua, será posible la llegada de un gran número de nuevas aplicaciones. Los proyectos que demandan mayor variedad de datos, como video, audio y telemetría de control, necesitan unas conexiones cada vez más fiables, flexibles y eficientes.

En la actualidad, múltiples dispositivos IoT se instalan en lugares remotos y, por ende, dependen de las prestaciones de la batería para poder operar. Estas aplicaciones distribuidas requieren chipset y módulos muchos más eficientes, pero con requisitos de ancho de banda relativamente modestos. Aquí, de nuevo, LTE es la clave de la conectividad.

LTE ya está bien posicionada para soportar aplicaciones IoT al dedicar “bloques de recursos” al tráfico IoT de bajo ancho de banda, a lo que nos referimos como “Categorías”. En particular, IoT empleará LTE Categoría M1 para Comunicaciones Tipo-Máquina (conocidas como LTE-MTC, LTE-M o LTE Cat M1), así como NB-LTE-M y NB-IoT (NB significa Narrowband).

Las categorías enfocadas al tráfico IoT en la tecnología móvil requieren chipsets significativamente menos complejos, lo que implica dos cosas: menor potencia operativa (habilitando nodos de ultra bajo consumo como sensores y actuadores inteligentes) y menor coste (permitiendo un rango de aplicaciones más amplio y diverso). Parte del camino hacia el éxito se consigue usando menor ancho de banda (desde el punto de vista de 3G), algo cada vez más efectivo en proyectos IoT con limitaciones en el intercambio de datos.

La fragmentación del panorama en la tecnología móvil

Los primeros creadores de productos con conectividad móvil tuvieron que superar grandes obstáculos. El panorama móvil, que históricamente se ha simplificado mediante acuerdos de roaming y listas fijas de bandas soportadas, se vuelve mucho más complicado con LTE. Los fabricantes tendrán que lidiar con la retirada planificada (aunque no siempre revelada públicamente) de las actuales redes 2G/3G, así como con la fragmentación internacional de los estándares y las bandas LTE.

Muchos operadores de tecnología móvil, pero no todos, ya han anunciado planes para retirar sus redes en una década. Y como se realiza una mayor inversión en LTE, el futuro de las redes 3G también está en entredicho.

Al mismo tiempo, los operadores se enfrentan al desafío de mantener a los clientes. El soporte a aquellos usuarios que migren a LTE implicará el conocimiento de la compleja relación entre los vendedores de chipsets, los fabricantes de módulos y los propios carriers.

El panorama en la tecnología móvil también está sujeto a (y complicado por) las variaciones regionales; y, desafortunadamente, esto no parece cambiar con LTE. En el pasado, los fabricantes de productos han podido confiar en acuerdos de roaming para garantizar la compatibilidad internacional. Con la llegada de LTE, sin embargo, la fragmentación de las bandas usadas por varios operadores hará que estos acuerdos resulten imposibles. Algunos de ellos observan esto como una llamada a los fabricantes para que comiencen a servir como sus propios MVNOs (Mobile Virtual Network Operators – Operadores Móviles Virtuales) y establecer acuerdos directos con los carriers. Lejos de promover la innovación, esta alternativa puede ser disuasoria o dificultar la superación de las barreras a la hora de entrar en el mercado. Cada acuerdo de carrier puede llevar varios meses de negociaciones y estar sujeto a sus propios términos de servicio, tarifas y volúmenes de datos. La venta de esto como un servicio también presentará retos para los fabricantes que actúan como MVNOs.

Algunas compañías están tratando de responder a este problema con la creación de plataformas IoT que descargan a los creadores de productos de la responsabilidad de la conectividad. Dichas plataformas pretenden combinar las ventajas de los MVNOs con la capacidad de los proveedores de servicios basados en la nube (cloud).

Continua en La complejidad de un producto internacional

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