Datos + Análisis = mayor eficiencia y mejor cosecha
Desde sus inicios, la agricultura ha sido empírica, progresando cosecha tras cosecha y generación tras generación mediante un meticuloso proceso de ensayo y error. Pero como la agricultura se convirtió en una ciencia y, luego, en un negocio, el ritmo de progreso mejoró, con un aumento considerable de las cosechas favorables y una producción más uniforme, a menudo, optimizada por la recolección mecánica y el consumo humano.
Los métodos también han evolucionado. Los calendarios de siembra basados en las fases lunares fueron reemplazados por procedimientos más racionales (basados en la ciencia). Donde era posible, el trabajo manual en los procesos de siembra, eliminación de malas hierbas y aplicación de fertilizantes y pesticidas ha sido sustituido por alternativas mecanizadas.
En la actualidad, los sensores distribuidos, las cámaras hiperespectrales y los sistemas de posicionamiento por satélite se combinan para minimizar la participación y mejorar la digitalización. Esto también contribuye a proteger el entorno, ahorrar agua y exponer a los consumidores a menos sustancias químicas nocivas.
Los sensores, los datos y la automatización también han transformado la ganadería. Algunas de las vacas “conectadas” cuentan con contadores de pasos, collares de seguimiento de comportamiento para monitorizar el tiempo de pasto y otros sensores fijados en las ubres, el rabo o, incluso, dentro del estómago. La tecnología digital y la ganadería de precisión no sólo permiten aumentar la eficiencia de la granja, sino que también ayudan a garantizar el cumplimiento de los estándares de alta calidad.
Equipados con cámaras hiperespectrales que capturan bandas de luz de frecuencia estrecha, los ganaderos pueden hacer volar drones y así controlar remotamente sus tierras y animales.
Las soluciones propuestas por startups como la suiza Gamaya permiten a los granjeros gestionar cualquier parámetro, desde tipos de cultivo a factores de estrés, uso de agua y bioquímica. Con esta información, pueden optimizar la participación humana y volver a recurrir a la precisión casi quirúrgica de los drones.