La digitalización de las actividades de ocio ha convertido al hogar en un centro de entretenimiento digital. La posibilidad de ver películas bajo demanda, jugar en línea, ver en alta definición el concierto de tu grupo de música favorito, descargar películas para los peques de la casa, y otras muchas actividades ya son habituales en cualquier hogar español.
Se estima, según los datos que hizo públicos el pasado mes de diciembre, la Comisión Nacional del Mercado y de la Competencia (CNMC), que un 76,1% de los hogares tenían una conexión de banda ancha fija y de estos, un 36,2% declararon tener fibra óptica, trece puntos más que un año antes. Éste es un claro signo de que la realidad ya no es la misma que hace unos años gracias a la universalización del acceso a la tecnología.
Sin embargo, aunque la conexión de banda ancha es ya algo habitual, lo que se traduciría en una excelente experiencia de usuario en cualquiera de las actividades descritas, en ocasiones, el router de acceso instalado por defecto por el ISP es incapaz de ofrecer la calidad de servicio y la velocidad contratada para optimizar la velocidad. Se estima según la industria que el usuario puede llegar a perder el 65% de la velocidad contratada por razones como la colocación del router, por los obstáculos que encuentra la señal en su trayecto o simplemente por el dispositivo en sí. También, el hecho de que nuestros recursos estén siendo utilizados por personas ajenas a nuestro hogar hace que la velocidad de la señal sea peor.
Qué podemos hacer para optimizar la velocidad
Zonas de sombra
Es importante saber que hay dispositivos ya en el mercado capaces de extender la cobertura de nuestra red a todos estos puntos manteniendo la velocidad y el rendimiento. Los repetidores llevan la señal del router Wi-Fi, punto de acceso o router módem, a cualquier dispositivo, independientemente de la estancia donde se encuentre el usuario.
Esta opción es idónea en casas de una construcción más antigua, donde las paredes y los tabiques son más gruesos e impiden transmitir la señal. Si bien es cierto, que son una opción muy asequible, es conveniente tener en cuenta aspectos como los estándares que soporta y la velocidad. De nada sirve contratar una conexión de Internet a 300 Mbps si luego usas un extensor de señal de 150 Mbps, pues esa será la máxima velocidad que conseguirás.
En el caso de que estemos hablando de residencias más modernas, como los chalets pareados o unifamiliares, que cuentan con una distribución en varias plantas, la opción más recomendable es el despliegue de una red Wi-Fi a través de la corriente eléctrica, mediante los llamados dispositivos Powerline. Los PLC trabajan con estándares universales, como los enchufes tradicionales, los conectores Ethernet y el Wi-Fi n y ac. Esto implica que funciona a la perfección en cualquier enchufe y con cualquier dispositivo, todo ello sin que importe en lo más mínimo el sistema operativo que tengan y sin provocar el más mínimo problema ni el más mínimo riesgo de fallo eléctrico. Además, estos dispositivos utilizan cifrado AES para garantizar la seguridad de nuestras conexiones, y mantienen los ajustes de nuestras conexiones Wi-Fi gracias al clonado de las mismas, lo que implica obviamente el uso de nuestra contraseña y demás medidas para evitar accesos no deseados.
Uso por parte de terceros de nuestra red
Uno de los errores más comunes que cometen los usuarios es no cambiar la contraseña de red que su proveedor de servicio le pone por defecto. Un sistema de seguridad robusto deja de serlo si la contraseña es trivial o fácilmente identificable. Debemos establecer una clave de acceso a la red Wi-Fi de al menos 12 caracteres, en los que se incluyan mayúsculas, minúsculas, números y símbolos. A pesar de que esta acción apenas cuesta esfuerzo, la mayoría de los usuarios no la realizan por dejadez o por desconocimiento. Otro paso imprescindible es cambiar el nombre de la Wi- Fi o SSID, que también viene definido por defecto. Éste debe ser sustituido por uno que no sugiera cuál es nuestro operador y que no guarde relación con la contraseña de acceso a la red.
Con estos pequeños gestos, el usuario ya notará importantes cambios en el rendimiento de la red, pues las latencias o los retardos en las descargas son uno de los signos más evidentes de que la red puede estar siendo hackeada.
Otra recomendación para optimizar la velocidad es revisar la seguridad del router, con el objetivo de confirmar que utiliza protocolo WPA o WPA2 para proteger tu contraseña. La configuración por defecto del router no siempre es la más apropiada. El router debe incorporar al menos el protocolo WPA entre sus medidas de seguridad. Si es anterior a esta opción de seguridad, es recomendable sustituirlo. Para conocer qué protocolo utiliza, lo primero es acceder a la configuración del router.
El propio dispositivo
De acuerdo con un estudio realizado por TP-Link, el 93% de los usuarios españoles estarían dispuestos a cambiar el router estándar que le instala el proveedor de servicio para optimizar la velocidad.
Hoy en día existen en el mercado alternativas tecnológicas que proporcionan una excelente experiencia de usuario que es lo que, en definitiva, busca el consumidor de este tipo de servicios. La elección dependerá de sus necesidades, así como del presupuesto del que disponga. No es lo mismo tener muchos usuarios concurrentes haciendo un uso intensivo de la red, que tener solo unos pocos que alternen tareas que requieren poco ancho de banda con otras que son más exigentes en cuanto a velocidad se refiere. Aunque es cierto que la variedad es ilimitada, si queremos evitar perdernos en esta misión y tomar la decisión más acertada, es importante que tengamos en cuenta que el dispositivo incluye las últimas tecnologías para optimizar la velocidad. Hablamos de Smart Connect, que asigna de manera automática a cada dispositivo la mejor de las bandas sobre las que funciona el router para una red balanceada, la tecnología MU-MIMO 4×4, que permite al router alcanzar 4 veces más eficiencia comunicándose con hasta 4 dispositivos a la vez, o Range Booster, una nueva tecnología que aumenta la sensibilidad de la señal del router, ayudando a que los dispositivos más alejados o con señal más débil, se conecten.
A pesar de que está claro que los usuarios demandan de sus proveedores las últimas tecnologías que les permitan disfrutar de todo el abanico de servicios que se les ofrece, muy pocos se atreven a dar el paso. La principal razón que argumentan es el desconocimiento técnico que implica reemplazar un router por otro. Sin embargo, esta excusa ya no tiene sentido para optimizar la velocidad cuando ya hay en el mercado dispositivos que han simplificado al máximo la tarea de configuración, que evitan que el usuario tenga que entrar en el navegador para configurarlo y administrarlo.
Esta última opción es quizás, la que más esfuerzo monetario exige, por ese motivo, desde TP-Link recomendamos analizar cuál es el problema para adecuar la solución a la problemática particular.