Abordar los desafíos a los que se enfrenta la humanidad hoy en día exige una transformación digital para lograr sistemas de salud más eficientes. Pelle Svensson, director de desarrollo de mercado y centro de productos de radio de corto alcance en u-blox nos lo explica.
En un mundo perfecto, la asistencia médica habría experimentado una transformación digital a gran escala.
La tecnología disponible hoy en día, como las aplicaciones para teléfonos inteligentes, las teleconsultas, los registros electrónicos, la tecnología vestible y la inteligencia artificial (IA), se combinaría para permitir una coordinación eficaz y eficiente de los recursos sanitarios, incluso ante una pandemia.
La prueba más difícil para la asistencia médica mundial
Como es de público conocimiento, la COVID-19 ha supuesto una enorme carga para los sistemas de salud de todo el mundo, poniendo de manifiesto una gran variedad de desafíos.
La buena noticia es que la tecnología ofrece una forma realista de abordar algunos de ellos. Puede proporcionar nuevas formas de vincular a los pacientes con los profesionales sanitarios.
Ofrece la oportunidad de guiar a las personas directamente hacia la atención que necesitan, en lugar de sobrecargar las salas de urgencias, o, incluso, de trasladar la atención fuera de los centros de salud, a los hogares de las personas.
Desde el punto de vista de los pacientes, la tecnología sanitaria puede aportarles mayor autonomía y control sobre su propia salud y bienestar.
Aquí y ahora de la transformación digital
No es que hayamos entrado en el terreno de la ciencia ficción. La tecnología necesaria para transformar la asistencia médica existe y, en algunos casos, ya ha demostrado su valor, tanto en los países desarrollados como en los que están en vías de desarrollo. En muchos casos, sin embargo, el impacto fue local o, en el mejor de los casos, regional.
Actualmente, la Unión Europea exige que los coches fabricados a partir de 2018 incluyan un sistema que les envíe automáticamente a los servicios de emergencia cierta información, como la ubicación del vehículo, el sentido de la marcha y el número de ocupantes, cuando haya un accidente. Facilitar una respuesta más rápida de los servicios de emergencias podría salvar miles de vidas por año.
En los países escandinavos, cada vez es más frecuente que las personas con demencia lleven un localizador cuando salen de casa, para que sus familiares y cuidadores sepan dónde están. Estos dispositivos vestibles pueden incluir sensores de caída, que envían llamadas de auxilio si la persona sufre un accidente.
La pandemia ha provocado un enorme aumento del uso de la atención virtual, sobre todo de las videoconsultas, impulsado por el deseo de las personas de mantenerse alejadas de los lugares donde corren un mayor riesgo de contraer COVID-19.
En la India, por ejemplo, se produjo un aumento del 500 % en las teleconsultas durante los primeros meses de la pandemia y la mayoría de ellas fueron realizadas por personas que nunca antes habían usado esta tecnología. La satisfacción de los pacientes con la telemedicina ha sido alta, y muchos de los que participaron en un estudio de Accenture expresaron que, incluso después de la COVID-19, accederán a la asistencia médica de esta manera con mayor frecuencia que antes de la pandemia.
Los robots con ruedas, alas y estacionarios se han utilizado para diversas tareas en el ámbito sanitario. Los drones transportan pruebas de SIDA a clínicas de Malawi, sangre a lugares remotos de la India y Ruanda y suministros a zonas en cuarentena en China. En los hospitales, los robots desinfectan habitaciones y reparten suministros, los robots asistenciales ayudan a los pacientes y los avatares robóticos les permiten a las personas confinadas en sus casas o en sus camas participar en actividades escolares y sociales.
